Diego de Úbeda, morisco granadino deportado a Toledo. Arriero con recua, solicita renovar su pasaporte para ejercer su oficio fuera de los límites de la ciudad.

 

 

COMENTARIO DEL AUTOR

El oficio de arriero fue característico de una alta proporción de los moriscos de distintas regiones y procedencias. (1) En muchos casos se trataba de comarcas y villas en las que una parte la población de origen morisco estaba especializada en las labores de la trajinería (2), lo que les convertía en un grupo indispensable en la economía de diversas comarcas del reino.

Algunos arrieros se desplazaban a distancias muy respetables, alejándolos durante semanas y aun  meses de sus hogares, sobre todo porque con frecuencia solían enlazar un encargo con otro o varios en un solo viaje, a fin de aprovechar las rutas de ida y vuelta a sus lugares de origen. Otras arrierías eran de corta distancia,  (3), aunque en general los arrieros solían ser muy buenos conocedores de caminos reales, pero también de atajos,  sendas y veredas, que solían emplear para acortar las duración de los viajes. Al conocimiento de las rutas, se sumaba el de los recursos necesarios para hacerlas con la mayor seguridad, obligados como estaban  a tener previstos vados de ríos, puntos de aprovisionamiento de agua y pasto para los animales, posadas,lugares de refugio donde pernoctar y otros hitos tales como la estimación  de  los tiempos precisos para ir cubriendo con previsión las etapas del viaje.

Los arrieros podían llevar diferentes medios de transporte y acarreo. Dependiendo del  tipo de carga contratado se usaban carros (4) o recuas de mulas y asnos, cuyo número dependía del nivel económico del arriero, o de su posible asociación con otros arrieros cuando las cargas  eran especialmente cuantiosas (5). En ocasiones,  se transportaban también de un pueblo a otro o entre regiones muy distantes, pasajeros o grupos de pasajeros. Pese a la dureza que suponía un viaje largo en mula, el uso de este medio no era excepcional para los viajeros que precisaban desplazarse, pues las tarifas de los arrieros eran mucho mas económicas que los carros y diligencias  estipulándose los precios según factores como  la dificultad o rapidez del viaje .

El control de la administración de la Corona sobre  los movimientos entre localidades de los moriscos fue bastante estricto,  generando continuas instrucciones dirigidas a  corregidores, alcaldes o alguaciles, dirigidas a  evitar que se quebrantaran los alistamientos establecidos en el reparto original. Eso fue así, al menos en el caso de los deportados granadinos a Castilla. Se pretendía evitar  el retorno  a sus lugares de origen en el Reino granadino, como también el reagrupamiento en localidades de su elección, mas favorables a la creación de grupos sociales numerosos y económicamente mas dinámicos, ausentándose por ello de aldeas y lugarejos  de Castilla cuya situación, clima y demografía  impedían ganarse la vida y mantener vínculos con sus propios correligionarios. De ahí que la vigencia del pasaporte otorgado por el Alcalde Mayor sea solamente  de un mes, un auténtico engorro  la obligación que  cada mes fuera preciso poner en marcha la misma cadena de trámites:  el escribano que redacta la solicitud, la firma de los oficiales del Alcalde Mayor de Toledo, o la obligación de pagar a los nuevos testigos que certificaron la fiabilidad del morisco incluso en  ocasiones poniendo sus bienes como prenda del retorno del solicitante a la ciudad donde están alistados.

El pasaporte, cuya renovación reclama el arriero morisco Diego de Guzmán, es vital para su economía familiar. Su medio de vida son las tres mulas que componen la recua y el conocimiento, tanto de los animales que lleva como de las rutas que frecuenta. Los arrieros son en cierta medida albeitares, capaces de remediar sobre la marcha las dolencias de sus animales, reemplazar una herradura o detectar en que momento el exceso de carga, la escasez de forraje  o la duración excesiva de las jornadas pueden dañar gravemente su recua.

 

Figura nº 1: Recua de un arriero

Los testigos que aporta Diego de Guzmán son cristianos viejos, por lo que su declaración ante las autoridades,  señalando la hombría de bien y honradez del arriero,  se supone que  es mucho mas creíble  que si esos testigos fueran cristianos nuevos . Destacan los testigos entre los valores del interesado, la posesión de casa habitada, el hecho de estar casado, con su mujer residiendo en el mismo Toledo y algo más que reivindican los testigos y el mismo Diego en su declaración, a saber, las ventajas de las actividades de la trajinería en la vida de la ciudad.

El arriero importa mercancías que son necesarias en Toledo y con sus animales se exportan productos cuyas ventas redundan en beneficio de la economía de sus vecinos. Si observamos el perímetro de las 12 leguas que se señalan en el radio de desplazamiento autorizado, nuestro morisco alcanzaría a comerciar un radio que alcanza a Madrid, por el Norte, Aranjuez y Ocaña por el este, Talavera de la Reina por el Oeste y las proximidades de Alcázar de San Juan en Ciudad Real por el Sur.

Se considera que son  20/30 los kilómetros los que puede hacer al día una mula dependiendo del peso de la carga, las inclemencias de la estación del año o las complicaciones del camino elegido, Podíamos estimar que la máxima distancia autorizada a recorrer por el morisco en su pasaporte es un círculo en torno a Toledo de 66 Kms, es decir, en este caso el  arriero granadino  haría unas tres jornadas de ida y otras tantas de vuelta  (por ejemplo hasta Madrid)   y eso si no ha prolongado su viaje con nuevos encargos que le llevarían a uno o varios nuevos destinos, lo que no era extraño en la trajinería.

Las tres mulas de Diego Guzmán podrían llevar una carga cada una aproximada a los 60 Kilos, es decir encargos de hasta 180 Kgs por viaje, eso como mucho, pues hay que restar de la carga útil, las vituallas y forrajes para el viaje y los diversos útiles de  cocina, mantas etc, del arriero. Como negocio no era de  mucho volumen, pero hay que tener en cuenta que los arrieros se solían organizar en sociedades de varios miembros que se contrataban para transportar mayores cantidades de género y si éste era especialmente necesario para las poblaciones que los adquirían, las ganancias del negocio eran mayores.

En el caso de los moriscos valencianos de la Safor, Francisco Pons Fuster (6) describe la actividad de varios de los comerciantes y arrieros de esta comarca valenciana, constituidos en auténticas empresas de transporte, capaces de distribuir a lomos de mula y asno,  desde el Reino de Valencia hacia el resto de Castilla y Aragón, toda la cosecha de azúcar de Gandía Oliva y otros pueblos de La Safor.

 

Figura 2: Arriero/Buhonero

Es también  el caso de los hermanos moriscos Miquel y Andreu Boamit , el segundo resulta ser el comprador de toda la producción de azúcar del Duque de Gandía , y Miguel su hermano se encarga de su distribución de toda esa masa de azúcar y derivados por Aragón y Castilla. Para atender la exportación de cantidades tan importantes, es por lo que se organizan sociedades de transporte entre varios arrieros formando recuas o muladas de decenas de animales. En el mismo caso están los hermanos de la poderosa familia de los Xep  (Perot, Joan y Francesc) todos ellos comerciantes y arrieros del azúcar.

Pocos pueblos de los territorios peninsulares carecían de arrieros. Era imposible el comercio o siquiera el intercambio comarcal sin ellos. La larga tradición de los vínculos moriscos con los animales  de carga y trasporte, facilitó que muchos de esos pueblos tuvieran población morisca dedicada a este oficio. Por otra parte, secundariamente, la trajinería servía a los moriscos para cubrir otras necesidades como la distribución de cartas, contactos y relaciones entre los propios moriscos. Están documentados muchos casos en los que los arrieros son quienes transportan libros prohibidos, contactos o traslados personas fuera de la vista de las autoridades.

En nuestra base de datos aparecen varios pueblos en los que hay una parte de la población dedicada a la arriería. En La Rioja, en Aguilar del Río Alhama, tenemos registrados 22 vecinos moriscos de esa profesión, entre los que figuran los Amillo, del mismo apellido que el alfaquí de la localidad, un grupo familiar especialmente castigado por el Santo Oficio, también otros represaliados como los Valdelagua o los Medrano. En Ojós, del Valle de Ricote  en la región  Murcia dieciocho de los registrados son arrieros.  Otros de cierta relevancia del oficio residen en Avila, Arévalo, Valladolid, Torrellas, Cocentaina, Toledo, Medina del Campo y centenares de otros pueblos de la Geografía morisca.

 

 

Figura 3: Solicitud de pasaporte del arriero morisco Diego de Úbeda

 

» Diego de Úbeda, morisco de los del Reino de Granada, digo que estoy alistado en esta ciudad y vivo en ella toda mi vida y en ella me casé y tengo a mi mujer y casa poblada y para sustentarla he tenido y tengo por trato y granjería de ser arriero y andar con tres mulas trajinando por este reino a donde se me ofrece y salen ocasiones para lo cual he tenido pasaportes y ahora se me ha acabado el término de ellos.

Suplico a VS mande darme su pasaporte para que pueda andar con la dicha mi recua no saliendo para las partes prohibidas y pido justicia.

(El dicho alcalde mayor que me de información y dada, proveerá justicia)

 

Y luego el solicitante presentó por  testigo a Francisco Lorenzo, alfarero que vive en San Salvador del que fue recibido juramento y siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento dijo que conoce al dicho Diego de Úbeda desde que vino del Reino de Granada al cual alistaron en esta ciudad y después acá ha vivido y vive en ella casado con su mujer, demás de lo cual sabe que tiene por trato y granjería de ser arriero y trajina por esta comarca con tres mulas viene trayendo bastimentos y otras cosas que se le ofrecen demás de ser hombre de bien y en su gremio y persona, que esta ciudad y su comarca reciben beneficio en su trajinería por lo que compra y lo que vende y que está en la ciudad para el juramento que hizo y no lo firmó porque no sabe y dijo ser de edad de sesenta años, poco mas o menos.

Figura 4 : Dibujo de la vista del alcázar de Toledo

 

Luego y a continuación el dicho Diego de Úbeda, presentó por testigo a Juan García, hortelano que vive en la puerta de la Encomienda de la alcazaba de Toledo, del cual fue recibido juramento en forma de derecho y siendo preguntado por el pedimento dijo que conoce al dicho Diego de Úbeda desde que vino a esta ciudad  y que sabe que el susodicho es casado en ella y tiene su mujer y casa el cual la sustenta con su industria y de trajinar con tres machos que tiene, trayendo bastimentos de fuera aparte a esta ciudad demás de lo cual es hombre honrado y persona no fugitiva y tal que se le pueda dar pasaporte porque en ello recibe esta ciudad beneficio por las mercaderías que en ella trae a vender y que está en esta ciudad para el juramento que tiene hecho y que es de edad de treinta y cuatro años y no firmó por no saber.

Figura 5: Resolución del alcalde Mayor de Toledo a favor de otorgar pasaporte al arriero Diego de Úbeda

«Visto este proceso por el dicho licenciado Bravo, alcalde mayor de esta ciudad dijo que manda se le de pasaporte al dicho Diego de Úbeda, arriero, para que por término de treinta días pueda andar con su recua doce leguas en contorno de esta ciudad, dando fianzas  que él volverá a ella y no se asentará so pena de cien reales y de las penas contenidas en la dicha Pragmática y así lo proveyó su Magestad y firmo de su nombre.»

 

 

Figura 6: Radio del límite del pasaporte para trajinería de Diego de Úbeda. (12 leguas= 66,864 kilómetros del contorno de Toledo)

«Y luego dio al dicho Diego de Úbeda conforme el auto del dicho Alcalde Mayor Francisco Lorenzo vecino de esta ciudad y se obligó en forma de derecho y porque no supo escribir lo firmó en su nombre Cristóbal Candano y Diego de Bargas y Juan Bautista de Toledo.»

 

NOTAS

(1) El caso de Agustín de Coca, arriero morisco habitante de Valladolid, que « se concertó con Rodrigo de Colmenares, clérigo, recibió de él 37 frazadas y cobertores blancos y listados para llevarlos a la ciudad de Baeza»,

En este caso, el morisco Agustín, es de los «antiguos» de Valladolid, pero un  alto número de los moriscos granadinos deportados a Castilla, no tuvo mas remedio que dedicarse a este duro oficio, pues cuando salieron de Granada lo hicieron sin tener sustento o posibilidades de oficio en las localidades de su destierro.

Fernández Martín, Luis: «Comediantes, esclavos y moriscos en Valladolid.Siglos XVI y XVII». Universidad de Valladolid.Valladolid, 1988.

Baeza dista de Valladolid unos 510 Kilómetros , lo que traducido a jornadas de viaje de mula suponen unas 13 jornadas de viaje de ida y otras tantas de vuelta, contando con que pudieran hacerse jornadas promedio de 40 Kms diarios y manteniendo una cadencia de marcha de la recua de 4 Km/hora. Si no había otro encargo, el arriero estaría mas o menos un mes fuera de Valladolid y de su casa.

 

(2) Se citan en el caso de Valencia diversos pueblos con altos porcentajes de vecinos moriscos dedicados  a la arriería, como son Borriol, Viver, y en general los pueblos de la Vall de Almonacid  .De la misma forma destacan muchas localidades dedicadas a la cría y venta de ganado asnar y mular destinado a cubrir la demanda de la arriería, como es el caso de Betxí en la Plana Baja de Castellón donde destaca la actividad comercial de Gaspar Malchic y sus hermanos.

Ledesma Rubio, María Luisa, en «Estudios mudéjares en Aragón», Zaragoza 1996,  menciona como » a fines de la Edad Media, prácticamente todos los  mulateros de Teruel eran mudéjares….dedicándose al transporte de sacas de trigo,y fardos de lana hacia tierras castellonenses» y en esta misma línea «… eran numerosos los mulateros moros valencianos, la mayoría de ellos de la Vall de Uxó, que transportaban la lana desde Aragón a los puertos de Valencia»

(3) Este es el caso de los pueblos del Valle de Ricote, donde los campos de cultivo de la agricultura de cítricos podían estar en terrenos agrestes y  duros  de difícil acceso y era preciso sacar las cosechas hacia caminos mas practicables a lomos de borricos o mulas, haciendo viajes a otras localidades dentro del Valle o áreas limítrofes.

(4) La arriería estaba muy ligada a la existencia de un comercio activo. En ocasiones el propio arriero era él mismo quien comerciaba con productos de su localidad.Por esa misma razón no siempre el arriero era un muletero, si bien los carros de transporte en determinadas zonas eran empleados por los cristianos viejos. La intensidad de los movimientos de transporte y comercio puede verse en  tratos como los de Pedro Mexías, morisco, tratante en vender aceite, se obligó a comprar una mula rabona, que es coja y falsa, cerrada y se echa y tiene esparabanes.

 

(5) Es el caso de las sociedades de arrieros moriscos que se unían formando sociedades para un fin concreto para después ejecutado el trabajo, disolverse. Así lo hacían los comerciantes y arrieros de La Safor, para llevar centenares y miles de formas de azúcar a Aragón y Castilla. Rafael Olmedo, morisco de Vallladolid, quiere que le traigan del monte de Pesquera 100 arrobas de carbón para venderlos por libras

(6) Pons Fuster, Francisco: » Aspectos económico- sociales del Condado de Oliva».Valencia 1981.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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