El proceso inquisitorial que se abrió en 1583 al morisco Martín Bendicho, ilustra bastante fielmente el periplo vital de las comunidades moriscas aragonesas.
Martín nace en 1508, parte de una familia musulmana y habitante de un pueblo cuyos vecinos también lo eran en su gran mayoría. Según él mismo confiesa en su primer encontronazo con el Santo Oficio, cuando tenía 12 años ya había sido adoctrinado en el Islam por el alfaquí de la localidad, que además le había enseñado la lengua árabe.
Siendo mozo de 17 años su situación jurídica de musulmán, cambia a la de morisco, a causa de la conversión forzada al cristianismo de los mudéjares aragoneses de 1525 decretada por la Corona. Su vida en el entorno del Valle del Jiloca debió cambiar muy poco a pesar de su nuevo estatus religioso y jurídico, pues habrá que esperar a 1538, cuando ya era un hombre de 30 años, para que confiese ante el inquisidor Ruiz de Ubago ( por cierto con bastante fidelidad a los detalles) que durante los 30 años de su vida, ha vivido siguiendo el islam en su vida cotidiana, tanto en el ámbito familiar como en su actividad pública.
De los detalles del proceso se pueden extraer situaciones que ayudan a entender còmo se enfrentaron los miembros de las comunidades moriscas a la presión de las autoridades seculares y eclesiástico/inquisitoriales aragonesas.
En el caso del denunciante, Miguel, clérigo de Ateca , vemos que actúa en «territorio morisco» con la seguridad que le infunde su condición de religioso y de sus vínculos con el Santo Oficio. Por ello no duda (con manifiesta imprudencia), en acudir al reclamo del grupo de moriscos con los que se topa en los alrededores de Villafeliche, ante los que reivindica la correcta actuación de los oficiales de la Inquisición en el suceso de la liberación del preso. Pero no menos tranquilo de encontrarse seguro en el entorno de su pueblo se mostraba Martin Bendicho, ya anciano, que le afea al clérigo la injusta presión de la Inquisición deteniendo vecinos del pueblo y, ya puestos, no duda en amenazarle con la próxima intervención de un «poderoso» Rey argelino en defensa de los moriscos.
Imagen 1. Casas del casco histórico de Villafeliche
El rifirrafe verbal acaba con lluvia de piedras sobre el clérigo, con la denuncia de éste al Santo Oficio y el subsiguiente procesamiento de Martín el Viejo, que afrontó la actuación de un Tribunal con ganas acumuladas de desquitarse del hecho de que otros moriscos del pueblo hubiera osado arrebatar a la fuerza un correligionario vecino, corriendo además a pedradas a los clérigos de su jurisdicción Claramente, parece que más que el argumento de los pedruscos, el Santo Tribunal se puso, en el caso que nos ocupa alerta, tanto por la confianza que expresó Martín en la futura ayuda de los turcos argelinos, como por la detallada herejía religiosa del cristiano nuevo.
El Tribunal tuvo en cuenta que, después de la confesión de Martín ante el Inquisidor Ubago, aquel siguió siendo tan musulmán como lo había sido antes de su bautizo. Un caso que evidencia lo que debió ocurrir con una gran parte de los cristianos nuevos forzados a serlo: sus confesiones y solicitud de reconciliación con la Iglesia no eran sino una estrategia de supervivencia y en pocos casos fruto de un sincero arrepentimiento.
Imagen 2, Torre mudéjar de la Iglesia de San Miguel Arcángel.
Que esta resistencia era una actitud consciente lo vienen a demostrar los numerosos procesos en los que, los moriscos como Martín, son capaces de soportar duras sesiones de tomento sin varias sus declaraciones exculpatorias.
Por último, no podemos dejar de señalar la dureza la sentencia a cárcel de por vida que se le impone, la obligación de cumplirlo en Zaragoza y no en una localidad mas cercana a su pueblo. Además le fue impuesta una multa de 20 escudos, lo que no era poco pues tendría un equivalencia aproximada a los 800 Euros actuales lo que suponía una cantidad importante, pues estamos hablando de un trabajador rural ya de edad avanzada.
Quizá la prolija y documentada relación que hizo acerca de las ceremonias musulmanas que practicaba, su dominio del árabe, y el punto de orgullo que manifestaba en todo ésto, mas su carácter de alumno aventajado de un alfaquí , hicieran preguntarse al tribunal si el propio Martín no sería también un alfaquí encubierto.
Transcripción del documento de proceso.
» Relación de los méritos del proceso causado en la Inquisición de Aragón contra Martín Bendicho, convertido de moro del lugar de Villafeliche, arzobispado de Zaragoza.
El primero de Septiembre de 1583, Mosén Miguel Llorente, clérigo natural de Ateca de edad de 40 años, depuso que seis días antes, yendo a Villafeliche cerca del lugar, se topó con Martín Bendicho, el Viejo y su hijo y otros mozos que iban de compañía y llegando a ellos, le preguntaron a donde iba y respondiendo el testigo que a visitar a cierto cristiano viejo que l habían dicho que estaba malo de que llevando un preso al Santo Oficio, él y un familiar,se lo habían quitado y descalabrado al dicho cristiano viejo y tratando de ésto dijo el testigo que era muy mal hecho que así se hubieses atrevido aquel pueblo y que era menester que los padres inquisidores pusiesen la mano contra él , y a esto respondió el reo: » No se nos da nada, no cumple a venir y prender a ninguno de nosotros `porque ya estamos al gran señor de Argel que nos favorezca » y entonces dijo el clérigo: «No hay otro gran Señor sino Dios del Cielo y nuestro Rey Don Felipe y el Santo Oficio, y diciendo esto, el hijo del reo y los que iban con él tomaran piedras y arremetieran contra el testigo, tirándole pedradas y el Reo los animaba diciendo «Tiradle, tiradle a ese bellaco» y el reo dio a huir porque no le matasen.

Y el reo decía: «Si mas abajo les hubiera dicho aquello, no sabía que se fuera» y entendió el testigo (que lo) decía porque estaban cerca del lugar y si estuvieran mas lejos lo hubieran muerto.
Con esta información fue mandado prender y preso, confesó que se llamaba Martin Bendicho, convertido de moro, natural y vecino de Villafeliche, de edad de setenta y cinco años,que siendo moro de edad de doce años, fue a la escuela de un alfaquí y aprendió a leer arábigo y algunas zoras y sabiéndolas supe de entero a tomar el guadoc y hacer la zala y declaró particularmente cómo se hace y cuantas veces al día y como se llaman y por qué causa se pierde el guadoc y se ha de tomar otra vez, y que también le enseñó su padre a ayunar el Ramadán y al fin como había de guardar y también la Pascua de los Carneros y de la suerte de degollar en ella las aldaheas, y la Pascua del Arabí y el día que dicen de la Xora y que entre años hay otros siete días que las guardaban los moros y ayunaba el que quería e hizo las dichas ceremonias desde que eran moros hasta que el inquisidor

Hubago fue a visitar Villafeliche, que entonces se desengañó y de aquel nunca mas había hecho las dicha ceremonias sino creído que era burla la Ley de los moros. Reconocidos los registros se halló que por el mes de Agosto del año 38 ante el Inquisidor Juan Ruiz de Ubago, compareció este reo y confesó que después que se convirtió hasta el día en que estaba, había vivido como moro y declaró las ceremonias que había hecho y no parece (que) lo reconciliasen ni se hiciese otra diligencia mas de recibir su confesión.
Por el mes de Septiembre del año de 56 que se publicó la Gracia a los moriscos de este Reino, este reo dio su confesión y en ella dijo que después del inquisidor Ubago no había hecho ceremonia de moros, ni sabía de otros,parece fuese reconciliado, después de la acusación y sentencia de prueba y repondiendo a la publicación, confeso que había vivido como moro hasta el día que fue preso y traído a este Santo Oficio, haciendo las dicha ceremonias, declaró la intención y las demás circunstancias necesarias para calificar la apostasía se halló estar

retajado como moro, confesó que cuando chiquito siendo moro lo retajaron no sabía quien ni donde, por cuyo mandado negó siempre la testificación fue atormentado y venció.
Salió el Auto de Fe que se celebró en la plaza del mercado de la ciudad de Zaragoza 3 de Septiembre de 84, fue reconciliado en forma con hábito y cárcel por todos los días de su vida, pagó 20 escudos para obra pía de su parroquia, señalósele por cárcel la ciudad de Zaragoza donde después acá cumple su hábito y penitencia sin que se entienda que haya contravenido a ella y así nos parece la dicha se puede hacer …../ Causa de barrado do dice acusación.
FIRMAS: Licenciado Molina de Medrano; Licenciado Joan LLano y Valdés
Doctor Antonio Morejón.